resultaron
heridas. La plaza quedó devastada: únicamente quedó en pie la
fachada de la iglesia, con los restos de la metralla todavía hoy
visibles.
Durante años, la propaganda franquista hizo correr el relato
de que las señales de la fachada correspondían a las balas
disparadas para fusilar a los sacerdotes de la iglesia, y encubrir,
con esta versión, su responsabilidad en la masacre.
A lo largo de los años cincuenta, la Administración municipal
reconstruyó la plaza con elementos renacentistas procedentes
de otras zonas bombardeadas, como el antiguo barrio de la
Catedral, actual plaza Nova, y la fuente, y le confirió el aspecto
que presenta actualmente, consolidando las intervenciones
que originaron el barrio Gotic.
En el 2018, al cumplirse ochenta años de los bombardeos
de Barcelona, el Ayuntamiento ha señalizado este lugar para
exponer el conocimiento de los hechos.
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